Escándalos y encuestas
Xavier Sáez-Llorens
PanamaAmerica, Sección de Opinión, lunes 27 de mayo de 2013.
Este escrito lo había enviado a La Prensa para mi columna dominical, una rutina ad honorem de casi 14 años. Jamás me habían editado o rechazado una contribución.

En la última encuesta de la prestigiosa firma Dichter y Neira, la gestión del mandatario marca la cifra más elevada de popularidad desde sus mazazos iniciales y el candidato del CD pasa de números irrisorios a comandar la lista de preferencias electorales. La reacción inmediata de la oposición fue dudar de la veracidad de los resultados. Curiosamente, cuando ellos son los favorecidos, los datos son confiables y se pregonan por altavoces. Lo que pudiera sorprender, en todo caso, es percatarnos que a mayor cantidad de escándalos mayor aceptación del gobierno. Analicemos esta paradoja.
La metodología de la encuesta fue correcta. Esta empresa lleva muchos años en el negocio y su trayectoria en predicciones no admite dudas. El muestreo es una herramienta de investigación científica que determina que parte de la población debe examinarse con la finalidad de hacer inferencias que apliquen a toda la colectividad. La obtención de una muestra adecuada permite contar con una versión simplificada del universo que reproduzca con fidelidad sus rasgos básicos. Para garantizar que la muestra sea representativa se utilizan métodos probabilísticos basados en la aleatoriedad, usualmente mediante una tabla de números generados al azar por un ordenador. Debido a que cualquier población está proporcionalmente homogeneizada por estratos (profesión, lugar de residencia, sector rural o urbano, sexo, estado civil, condición socioeconómica, franja etaria, etc.), la aleatoriedad debe ser estratificada para reflejar la distribución real de los ciudadanos. En esta ocasión, además, los encuestadores deseaban conseguir un mejor paralelismo con lo que acontece en la vida cotidiana y solo seleccionaron, mediante interrogatorio cara a cara, a aquellos individuos que tenían intención de votar. La estrategia, denominada evaluación polietápica o por conglomerados, requiere fases sucesivas de muestreo. El inconveniente de esta técnica reside en que el error estándar tiende a ser ligeramente superior que el calculado para escrutinios convencionales. No obstante, como la inmensa mayoría de los entrevistados manifestó su decisión de practicar el sufragio, los resultados son confiables.
Es importante enfatizar que toda encuesta revela preferencias puntuales en un momento dado, una especie de foto transversal de un instante en particular. Los porcentajes tabulados, por tanto, pueden experimentar modificaciones longitudinales de acuerdo a múltiples factores. Los principales generadores de cambio incluyen aciertos o errores de los candidatos a lo largo del camino, información novedosa sobre sus virtudes o defectos y capacidad para desplegar exitosamente sus propagandas para conectar con la muchedumbre votante. ¿Por qué, entonces, el presidente califica muy alto pese a todas las noticias sobre supuestos actos ilícitos?
Se me ocurren 5 razones. Primero, que nadie se espanta de los escándalos porque el “juega vivo” o la corrupción es un comportamiento habitual de un vasto segmento de nuestra sociedad. De hecho, la encuesta reflejó que solo al 2% de los entrevistados consideró la corrupción como un problema grave. Triste posibilidad. Segundo, que las reiterativas denuncias son interpretadas como pugnas de poder económico entre millonarios, dueños de medios por un lado y empresarios oficialistas por el otro. Es decir, poca gente cree en el trabajo informativo de los periodistas porque se juzga como una burda manipulación que responde a intereses ideológicos y monetarios. De ser así, el periodismo local debe reflexionar profundamente sobre su pérdida de credibilidad. Tercero, que las acusaciones son valoradas como meras artimañas de partidos antagónicos para ganar el año que viene y poder ellos disfrutar de los tesoros estatales. El panameño sabe que hay corrupción en todas las administraciones y que los políticos solo son éticos cuando están en oposición. Cuarto, que al ciudadano común le divierte la forma chabacana, impulsiva e irreflexiva que exhibe Martinelli porque, en el pasado, se han elegido gobernantes de gesto elegante, léxico hábil o pensamiento meditado y éstos han deglutido hipopótamos sin eructarlos. Personajes finos en público pero descaradamente hipócritas en privado. Quinto, que independientemente de putativos negocios y sobreprecios, el nivel de desempleo es de los más bajos de la región. Numerosas obras están culminando y otras serán inauguradas prontamente. Parafraseando a Ubaldo Davis, este gobierno ha hecho mas que ningún otro, tanto en lo bueno como en lo malo. La Cáscara es quizás el mejor sensor de lo que piensa nuestra juventud, la gran masa votante del país.
La súbita escalada de José Domingo Arias se relaciona con la notoria popularidad del gobierno en esta encuesta y con que ahora el CD ya tiene candidato definido. Tengo la impresión que los porcentajes del CD y del PRD mantendrán este piso bastante estable a partir de hoy y lo incrementarán con aportes procedentes del Panameñismo, del sector independiente y del grupo de indecisos.
En lo personal, dificulto que vote por CD nuevamente. Mi conciencia plañe al saber que varios se han enriquecido de manera sospechosa, que los instrumentos de justicia claudican ante los poderosos y que los estudiantes siguen ignorantes en educación sexual. Tampoco me gusta la opción PRD. Se escogió al peor dirigente posible. Me atrevo a apostar que de ganar Navarro, extrañaríamos a Martinelli en corto plazo. Y eso es mucho decir. Los demás aspirantes ni son de mi agrado ni les veo posibilidad. Por ahora, mi voto en el 2014 será blanco. Feo color.Muchas Gracias
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