domingo, 27 de octubre de 2013

LA PLUMA INVITADA DE HOY

El país de las incongruencias

XAVIER SÁEZ-LLORENS

No soy un individuo rencoroso. A nadie le deseo el mal. El odio no existe en mi libreto de vida. Atendería con calidad a quien se considere mi peor enemigo o a quien haya hecho mucho daño a la patria. Es uno de los valores deontológicos de la vocación médica. De joven, mi mente fue impregnada de historias de terror, contadas por mis padres, sobre la época franquista, por lo que ver a militares en el poder siempre me causó indignación espontánea. Nunca me agradó el PRD (Partido Revolucionario Democrático) porque fue el brazo civil de la nefasta dictadura castrense que reprimió, torturó, desapareció y asesinó a compatriotas. No obstante, creo en el arrepentimiento y rehabilitación de los seres humanos para enderezar rumbos políticos y comportamientos personales. La mejor prueba es que voté por Martin Torrijos y lo habría hecho por Laurentino Cortizo en esta ocasión. A las nuevas generaciones no se les puede culpar de la anómala conducta de sus antecesores en materia democrática. Fueron otros tiempos, otras circunstancias.

Ahora bien, una cosa es no querer que se practique la injusticia contra una persona con pasado oscuro y otra muy distinta es convertirla en mártir. Eso es precisamente lo que ha pasado con Balbina Herrera. Parece más que probable que el caso Lavítola esté salpicado con actividades de corrupción, tanto en Italia como en Panamá. El pueblo tiene derecho a conocer las actuaciones de los funcionarios que eligió para guiar los destinos del Estado. Desapruebo, por tanto, la sentencia impuesta a la ingeniera y me uno a los que defienden su inocencia con base en estrictos principios jurídicos. Lo que sí es una incongruencia, empero, es que de haber proferido aquella famosa frase “civilista visto, civilista muerto” o agarrado fraternalmente la mano de su Manuel, ella sea casi elevada a heroína nacional. Para colmo, advierte a sus acusadores que Dios es el gran nivelador. La familia de Carlos Efraín Guzmán Baúles estaría, quizás, pensando en la misma frase en ese momento. Otra gran incongruencia es la inalterabilidad de la popularidad del Gobierno en las encuestas pese a tanta noticia negativa sobre el mandatario que cotidianamente aparece en los medios de comunicación. Varias elucubraciones se me ocurren que podrían conjuntamente explicar la paradoja. Primero, que esta es una sociedad de comerciantes “juega vivo”, donde el arraigado clientelismo político se interpreta como algo normal. Segundo, que el ciudadano promedio sabe que todos los gobiernos roban, por lo que lo verdaderamente importante es la eficacia en la ejecución de obras, el cobro de impuestos a acaudalados evasores y el subsidio a los que menos tienen. Tercero, que al populacho le gusta el lenguaje chabacano, belicoso y directo del Presidente, porque otros exhiben elegante retórica, pero esconden grotescos actos delincuenciales. Cuarto, que la gente percibe que la prensa miente con frecuencia, porque sus propietarios están inmersos en una guerra por liderar el emporio económico del país. Quinto, que la propaganda a favor de la gestión oficialista es abrumadora y lava el cerebro de muchos incautos.

Es también una incongruencia la firma de un pacto ético electoral cuando nadie está genuinamente dispuesto a cumplirlo. Actos violentos entre miembros de un mismo colectivo, groserías contra periodistas cuestionadores, cuñas negativas o sucias por radio y televisión, alianzas y transfuguismos por conveniencia particular, espurias donaciones privadas a las campañas, amenazas de bombas a escuelas u hospitales y, seguramente, numerosas componendas ocultas entre contrincantes para beneficio mutuo, son violaciones habituales al mencionado convenio. La ética no existe en la política. Para ganar y ostentar poder se recurre a toda clase de inmorales artimañas, muchas ocurriendo tras bastidores para preservar la buena imagen ante los electores. No coloquemos la mano en el fuego por nadie, porque sufriremos quemaduras fáciles.

Soy de la opinión que tanto Asvat, Eisenmann y la directiva de La Prensa, entre otros, en su obsesivo afán por desacreditar al Gobierno y hacer proselitismo a favor de Varela, están colaborando significativamente para que CD (Cambio Democrático) repita triunfo en mayo 2014. Cuando los comentarios se basan en antipatías personales y efluvios viscerales, los tiros salen usualmente a través de la culata. De proseguir así, veo difícil que alguien le birle el botín al equipo oficialista. La obcecación patológica por atacar a Martinelli ocasiona también equivocaciones de bulto, como el suscitado recientemente al plasmar en portada una reseña irrelevante sobre una visita futura al Vaticano para intentar desenmascarar las mentiras del Presidente. Si desean con fervor que haya alternancia en el poder, sería más inteligente reducir la empalagosa crítica, destacar la actuación positiva y dar prominencia a los planes de los candidatos opositores para solucionar los temas que más preocupan al pueblo.

Después de 20 años de democracia y cinco sufragios, me harté de funcionarios deshonestos y promesas fallidas. Todos los partidos han ocupado el trono y ninguno ha alcanzado buena calificación. A mi juicio, Navarro es el peor candidato posible del PRD, Varela impresiona fronterizo y propenso a la teocracia, Arias carece de antecedentes políticos que valorar y no hace autocrítica de los errores cometidos y los independientes no despiertan el más mínimo entusiasmo. Mi voto en blanco. Una decisión ya irreversible. Mi conciencia, esta vez, dormirá tranquila.

Muchas Gracias

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