viernes, 17 de enero de 2014

LA PLUMA INVITADA DE HOY

La última bitácora
Ebrahim Asvat
14 de enero de 2014
Esta es mi última bitácora política. Me convencí del poco valor de arar en el mar. A diferencia de muchos ilusionados y apasionados en sus preferencias electorales, yo si creo en las encuestas.
No puedo desacreditar las encuestas de Ditcher & Neira a cuatro meses de las elecciones. Sus directivos no son suicidas como para poner su negocio y prestigio en riesgo.
Tienen mucho más que perder en el camino. Descalificar al encuestador para ignorar los resultados no está en mi estructura mental.
Los resultados revelan un deterioro social inimaginable. Al país le importa un bledo la corrupción. Que roben no les preocupa. Es inclusive tolerado ampliamente.
El 70 % de la población considera al gobierno como poco o nada transparente y el mismo porcentaje considera excelente y buena la gestión del Presidente y su equipo.
Ante estas realidades se bendice la bribonada, el asalto al erario público, la irrelevancia de la rendición de cuentas.
¿De qué sirve pensar por el país cuando los resultados demuestran que el mismo se ha convertido en un burdel? A mi, los resultados de las encuestas me demuestran el grado de degradación donde lo que verdaderamente importa son los beneficios sociales.
¿Qué me dan y quién promete darme más? Mis simpatías se las lleva quien me de más. Como país enfrentamos una precaria situación estructural donde la riqueza se concentran en unos pocos y el resto pretende ante las marcadas desigualdades económicas sobrevivir de las dádivas que le ofrecen. Comprendo esa vieja máxima de la era torrijista cuando los nuevos políticos en el poder señalaban que a la oligarquía el poder económico y el poder político para la revolución.
Hoy el asalto del poder económico al poder político nos hunde en una situación propia de las relaciones amo y siervo en las sociedades latifundistas. El peón sobrevive y le debe su bienestar al amo y señor de la tierra. Pero todo esto es pensar, una acción incomprendida en la sociedad actual. Tierra propicia para el engaño y la sumisión.
Pensar es posible en una sociedad donde se respete y defienda la libertad. Esa misma encuesta señala al 53% de la población reconociendo que la libertad en Panamá no se respeta.
¿Vale la pena sacrificarse en un país donde nadie saldrá a defender la libertad de pensamiento e ideas? Donde quienes reconocen su precaria situación a la vez consideran a su gobierno como bueno o excelente por una amplia y holgada mayoría? Llevo diez años escribiendo de política. He sido crítico de los últimos tres gobiernos de turno. He llegado a un grado de hastío y quizás de incomprensión por la misión que me he encomendado.
Quizás nadie me la haya pedido o la necesita y por ende todo el ejercicio es un asunto baladí. Que los ricos se entretengan haciendo cada vez más dinero. Que los pobres sigan esperando quienes le ofrecen más dádivas. Si todo el ejercicio político se limita a eso yo no quiero ser participe de esa realidad. Un día le explotará a todos en la cara.
Muchas Gracias

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