sábado, 15 de junio de 2013

LA PLUMA INVITADA DE HOY

Dosificando el veneno social: Víctor Paz

VÍCTOR PAZ


La Prensa, Sección de Opinión, sábado 15 de junio de 2013.

Así como trajeron a la empresa Mi Bus, una compañía extranjera, para que manejara el transporte público en la ciudad, quitándole el negocio a los nacionales, y sin que les importe el sufrimiento y todo el malestar que han generado entre los usuarios, algo muy parecido hacen en el resto del país, arrancándolo de las manos de todos. Pero de forma tan elaborada, que el panameño “de a pie” no lo percibe.
El asunto está en manipular las proporciones hasta que un día descubramos, por fin, que vivimos en un país inmanejable, por lo económicamente desproporcionado. Y el cuento es tan bueno, que muchos extranjeros ya se han establecido aquí y otros se aprestan a inmigrar para vivir “el sueño panameño”.
Sería interesante conocer por cada turista que nos visita, cuántos son inmigrantes. Así sabríamos si nuestra proyección internacional funciona correctamente.
Algo inaudito es que nos impidan pagar el pasaje de autobús con efectivo. La única forma de utilizar ese servicio de transporte es con aquellas tarjetas cuyo funcionamiento, dicho sea de paso, ha ocasionado iguales o mayores problemas a los del servicio en sí.
Igual ocurre en los corredores, por donde ahora solo se puede transitar si se paga el peaje con tarjeta. Pregunto: si bien tenemos una moneda habilitada para circular en todo el país, ¿por qué en los corredores y en el Metro Bus no se puede pagar con ella?
Es como si nuestra moneda nacional solo sirviera en ciertos lugares, en caso tal no deberíamos llamarle “nacional”. ¿Será que debemos cambiar algunas leyes para que Panamá se adapte al nuevo esquema del cambio? Definitivamente, la filosofía de este gobierno no es adaptarse al Estado, sino que el Estado se adapte al gobierno de turno.
Ahora se pesa el pan que compramos. Supuestamente, el de menor peso debe tener un precio más bajo, pero a mi parecer, el pan sigue pesando lo mismo, pero es más caro.
¿Cómo favorece esto al consumidor? Tal vez si compramos más cantidad el precio total sea levemente más barato que si lo adquirimos por unidad. Pero el panameño de la clase media y el de bajos recursos no compra en grandes cantidades, sino lo que le permita su presupuesto.
La libra era una cantidad más pequeña y manejable, cosa que no ocurre con el kilo, 2.204 libras. Ahora el panameño tiene que acostumbrarse a trabajar con grandes cantidades o aprender a pedir en fracciones de kilos. De cualquier forma terminamos pagando más.
Con el cambio de galones a litros, vamos de una cantidad mayor a otra menor. En un galón hay 3.785 litros. Cada vez que compramos gasolina, parece que le echáramos más cantidad de unidades. Es correcto, echamos más unidades, pero unidades más pequeñas.
¿En qué nos afecta esto? En que ahora los aumentos se darán en función de cantidades “menores”, creándonos la falsa sensación de que el aumento es poco. Si uno tiene mucho dinero, le resulta más barato manejar grandes cantidades de cada cosa que compra. En caso contrario, las cantidades pequeñas son más adaptables a nuestra economía.
Luego, considerando la pésima distribución de riquezas en este país, y que la mayor parte de nuestra población se maneja con poco efectivo, concluyo que trabajar en grandes cantidades, a mediano o largo plazo, termina mal, afectándonos. Como quien induce mucho veneno en pequeñas dosis. Adicionando los demás incrementos de precios en nuestra economía (electricidad, combustible, impuestos), para evitar reacciones nos deslumbran con todo este falso progreso, jamás equitativo, que nunca será nuestro.
Como el galgo correteando la liebre de cartón o el insecto sintiendo el creciente calor de la llama que lo atrae y calcina, así nos traen, sufriendo y engañados. Sin embargo, el voto sigue siendo nuestro. ¡Que Dios salve a Panamá!... o lo que dejen de ella.

Muchas Gracias.

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