martes, 15 de julio de 2014

LA PLUMA INVITADA DE HOY

LA AGONÍA DE UN PARTIDO

PACO GÓMEZ NADAL

La Prensa, Sección de Opinión, martes 15 de julio de 2014.

Los analistas suelen centrarse en la crisis del sistema de partidos políticos tradicionales en las democracias occidentales. Institucionalizados, paquidérmicos, concentrados en el acceso y control del poder, justificados solo para ello, los partidos tradicionales están teniendo problemas en casi todo el planeta. Los votantes usan cada vez más las urnas como un espacio de posibilismo en el que reparten castigos y esperanzas con pocos elementos ideológicos que los determinen. El falso fin de las ideologías prometido por los think tanks más conservadores del Norte Global se ha traducido en un electorado “interesado” que evalúa en cada contienda quién le puede dar más. Es el modelo de jumbo-democracia, en la que partidos y electores se reúnen en una feria en la que el voto está mercantilizado y las ideas parecen no importar. Parecen.

La profunda crisis que arrastra el Partido Revolucionario Democrático (PRD) no es hija –solamente– del último batacazo electoral. El PRD lleva muchos años tratando de disculpar los años de norieguismo sin saber (re) encontrarse con los principios que Omar Torrijos pudo haberles legado. Mientras, ha aprovechado su maquinaria electoral, engrasada en décadas de experiencia y de control local, para desdibujarse hasta ser un partido trampolín para poder conseguir cuotas de poder. Poco más.

Recuerdo cuando en las elecciones perdidas por Balbina Herrera cómo algunos colegas de medios internacionales calificaban al PRD de socialdemócrata y tratábamos de explicarles que era más complejo: que en el PRD había gente sinceramente ideologizada a la izquierda, algunas a la derecha, pero que el mayor colchón de políticos profesionales del PRD eran meros cazapoder, que bien podrían saltar a otro partido si su olfato y su ambición así se lo indicaba. Eso ocurrió durante el periodo de Martinelli, con un altísimo transfuguismo y muy pocas acciones de regeneración sinceras.

Cualquiera que conozca en profundidad Bocas del Toro sabe el recorrido de Benicio Robinson... si él era la esperanza, mal andaba ese partido. Si el candidato mágico era Juan Carlos Navarro, entonces es que el PRD había dejado de entender a sus bases más sinceras y se había entregado a los bulos de los conciliábulos de ciudad de Panamá. Si ahora las voces de la regeneración son el Toro Balladares, Martín Torrijos o Aristides Royo es que las vacas sagradas del PRD desconocen la Panamá de 2014.

Leo con estupor cómo Balladares arremete contra los jóvenes, por el hecho de ser jóvenes y cómo propone para la refundación del partido a algunos de los dinosaurios que han abonado esta crisis desde hace décadas.

Los electorados consienten mejor el descaro de la derecha y de su gusto por el poder (porque es lo que siempre han hecho) que los dobles discursos desde la supuesta socialdemocracia-empresarial.

Recuerden lo que ocurrió con el gobierno de Martín Torrijos. No voy a entrar a valorar sus políticas, porque ya lo hice en su momento con dureza, pero sí el intento que hizo de “refrescar” el Ejecutivo con personajes nuevos en la política, algunos jóvenes expertos e ideas nunca aplicadas en Panamá. Eso duró muy poco, el tiempo que aguantó la maquinaria tradicional del PRD ante la que Martín Torrijos cedió para modificar su gobierno y el discurso con el que llegó al poder.

Panamá necesita que el PRD vuelva a ser un partido político sólido y con recorrido futuro. Ha jugado un papel articulador de suma importancia en la vida del país y el lamentable espectáculo actual solo tiene justificación si es la antesala de una verdadera regeneración.

Pero si no sobrevive a su propia degeneración, habrá otros que recojan su legado. Lo que ha ocurrido en Costa Rica, con la irrupción inesperada de Luis Guillermo Solís, capaz de reinterpretar la herencia del viejo y anquilosado Partido de Liberación Nacional, en el que ocupó varios puestos, es un ejemplo a tener en cuenta. En Panamá, el Partido Panameñista ya tiene los pies de barro y el PRD se tambalea. Martinelli visibilizó esa debilidad y propuestas como la de Jované abrieron pequeñas brechas en otra dirección.

Estos tiempos ya no necesitan de pequeños caciques del pasado, sino de políticos innovadores que sepan de dónde vienen, pero que imaginen y pongan en práctica anhelos conectados con unas nuevas generaciones que nada tienen que ver con el elector de los años 80 o de los 90.

Muchas Gracias

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