El ‘pastel’ que se comieron en la gala
"Los organizadores de la gala no invitaron a los panameños a su fiesta... El gran ausente de la gala fue el pueblo"
MARCO A. GANDÁSEGUI
La Estrella, Sección de Opinión, jueves 21 de agosto de 2014.
La noche de gala con la cual el Gobierno Nacional y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) celebraron el centenario de la inauguración de la vía acuática que une a los dos océanos más grandes de la Tierra fue una muestra del sendero que los dirigentes han escogido para el futuro del país. En primer lugar, no plantearon una visión de futuro. En segundo lugar, se destacó el desconocimiento del pasado panameño. Se dice que un país que no conoce su pasado no puede construir su futuro.
Una poetisa amiga me explicó el problema desde un punto de vista semiótico (es decir, basado en los símbolos con los cuales nos comunicamos). Me comentó que la ACP, con motivo del centenario preparó un ‘pastel’ de 370 kilos que fue consumido por los trabajadores del Canal en las esclusas. Fue una celebración simbólica. Más tarde en una ‘gala’ con el esplendor hollywoodense mal acostumbrado, se realizó la segunda repartición del ‘pastel’. El pastel, en este caso, representaba la vía acuática, que se coloca sobre la estratégica posición geográfica de Panamá. Gobierno, ACP y la elite panameña literalmente se repartieron el pastel que simboliza la riqueza nacional más valorada por el pueblo panameño.
Varias generaciones de luchas, mártires y sacrificios le costó al pueblo recuperar su soberanía entregada aquel 18 de noviembre de 1903 cuando los ‘próceres’, mediante un mensajero francés, firmaron el ‘Tratado fatal’, como lo llamaría Domingo H. Turner. En forma simbólica nuestra pequeña oligarquía ‘capitalina blanca’, al decir de Hernán Porras, se repartió el ‘pastel’ para demostrarle al pueblo que la soberanía sí se come.
En la lista de invitados estaban los descendientes de los mismos que organizaron la entrega de la soberanía a principios del siglo pasado. Llegaron a la fiesta todos aquellos que, por temor a EE. UU., nunca levantaron una mano para reclamar los derechos soberanos de los panameños. Al contrario, en varias ocasiones pidieron la intervención de las tropas de ocupación norteamericana para reprimir a los que querían ver la bandera nacional flameando en el territorio ocupado de la mal llamada ‘Zona del Canal’.
Los organizadores de la gala no invitaron a los panameños a su fiesta. En cambio, la elite invitó a los navieros dueños de las flotas que cruzan el Canal, también a los norteamericanos que se fueron cuando Panamá recuperó su soberanía e, incluso, a los descendientes del mensajero francés, Philip Bunau-Varilla.
El gran ausente de la gala fue el pueblo. A pesar de que el Canal ya está bajo administración panameña aún no le ha tocado probar el verdadero pastel, quizás algunos han probado las migajas que caen al piso. El centenario de la inauguración del Canal se celebró estando la vía bajo administración nacional. ¿Por qué se le olvidó al Gobierno y a la ACP ese detalle. ¿Por eso quieren cambiar los textos escolares de la historia del país?
Para mayor insulto a la inteligencia del pueblo panameño, el Gobierno mandó a confeccionar una moneda de 50 centavos con la efigie del rey Carlos I de España. Bajo el reinado de ese personaje, los pueblos de lo que es hoy Panamá y el resto de América fueron sometidos a las matanzas más espantosas conocidas. ¿Qué clase de gobernantes tenemos desde la invasión militar norteamericana de 1989, que solo pueden ver el pastel que se repartieron en la gala del centenario?
El rechazo al insulto de los gobernantes en Panamá ha sido generalizado. Todos están indignados de tener gobernantes incapaces de presentar una visión de futuro. No se hizo alusión a los trabajadores de muchas generaciones y su contribución a la construcción, operación y mantenimiento de la vía acuática. Muchos se quejaron de que no se mencionó al general Omar Torrijos, artífice de las negociaciones que pusieron fin al colonialismo norteamericano en el Istmo.
Torrijos fue claro cuando dijo que era necesario darle a las riquezas del Canal el uso más colectivo posible. En los últimos 25 años se ha hecho todo lo contrario. Panamá es uno de los países más ricos del mundo y aún no cuenta con un sistema educativo organizado, tiene servicios de salud colapsados, obliga a su población a vivir en viviendas deterioradas y le niega a los trabajadores empleos decentes.
Querer descartar el pasado y la falta de una visión de futuro constituyen el talón de Aquiles de los rentistas que gobiernan.
*PROFESOR DE SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ E INVESTIGADOR ASOCIADO DEL CELA.
Muchas Gracias.
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