Las donaciones vistas contractualmente tienen por
causa "la mera liberalidad del bienhechor" y de la cual participan
dos sujetos, uno llamado el donante quien da, por un lado y por el otro, el
denominado donatario quien recibe la cosa objeto de la donación;
perfeccionándose una vez el donatario la acepte y conozca el donante; motivo
por el cual de ser repudiada no se entiende perfeccionada la donación, según
rezos de los artículos 939, 944, 950 y 1125 del Código Civil.
Estas además y a voluntad del donante, pueden ser
condicionadas al cumplimiento de una condición u obligación de parte del
donatario; pudiendo revocarla hasta por ingratitud del donatario.
Claro esto, veamos si el acto de entregar dineros por
Odebrecht a partido políticos, candidatos, funcionarios de gobierno o a
personas a fines, califica como una donación, o bien ni siquiera como negocio
jurídico por carecer de causa lícita.
Puedo aceptar bajo sospecha, el argumento sostenido en cuanto a que al recibirse la donación fue en plena campaña política y desconocían el "esquema lubricador" utilizado por Odebrecht. También el esgrimido por la iglesia católica que sin desconocerla las asimiló a un programa de responsabilidad social empresarial. No obstante, tal ingenuidad deslumbra pero no obnubila la razón ni el sentido común.
Ahora bien, lo cierto es que el donatario por conducta
concluyente reveló suma preocupación, hoy por hoy, por no calificar como
ingrato y cuidando hasta de la alimentación del donante y toda su prole de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 965, numeral 3 del Código Civil; basta
revisar sus actos tras recibir los dineros, ganar las elecciones en mayo de
2009, ser despedido del gobierno vía Twitter en septiembre de 2011, así como
después de electo presidente el 4 de mayo y asumir el gobierno el 1 de julio
de 2014.
Si pasamos lista de algunos de ellos tenemos los
siguientes:
1. Se le asegura la contratación para la construcción
de la línea dos del metro, decisión cuestionada por unos y comprendida por
otros, mientras un alcalde capitalino sirve de mandatario otorgando contratos
al donante y hasta defiende frente a la comuna.
2. Promete maniobrar y controlar las investigaciones
adelantadas por el Ministerio Público a directivos del donante, a cambio de que
suministren información en contra de Martinelli y funcionarios de su gobierno,
cuidando no vincular a otros que comparten el gobierno actualmente dizque por
la gobernabilidad.
3. Lograr alinear al resto de los Órganos del Estado,
uno para que proponga el Proyecto de Ley 245 de 21 de septiembre de 2015, y el
otro lo apruebe en tercer debate el 13 de febrero de 2017, para después de su
sanción presidencial convertirlo en la Ley 4 de 17 de febrero de 2017, que le
garantiza a directivos del donante que no serán procesados por la justicia
penal panameña.
4. Cumplir lo prometido en cuanto a que tanto el
Ministerio Público como el Órgano Judicial, tras la formalización de los
acuerdos de pena y colaboración eficaz, solicitarían su homologación,
aprobación y archivo de la causa judicialmente; tal cual acaba de ocurrir en
audiencia bajo reserva.
Queda claro que a Odebrecht no inspiró la mera
liberalidad para entregar dineros, lo fue siempre comprometiendo y
condicionando de manera inmediata y a futuro, la voluntad y conducta de quien
recibió los dineros en tiempos pretéritos; compromisos que de antemano sus
participantes cuentan con el estado de consciencia suficiente, para discernir
que están generando un contrato criminal o sea, simulando hechos y actos con
fines ilícitos.
En fin, hablar de donación es sofisma puro y para “mentecatto” por no decir “pendejos”. Lo triste es que a quienes corresponde desvirtuarlos dentro de la institucionalidad son parte de la estratagema, para asegurarle la legitimación de los capitales e impunidad a una clase política, tal cual ha ocurrido históricamente en este país. Mejor no sigan jugando con la historia, porque el “déjá vu” del pueblo puede pasar de una sensación a una realidad actual, repitiéndose historias del pasado, tanto antes como después de 1968.
En fin, hablar de donación es sofisma puro y para “mentecatto” por no decir “pendejos”. Lo triste es que a quienes corresponde desvirtuarlos dentro de la institucionalidad son parte de la estratagema, para asegurarle la legitimación de los capitales e impunidad a una clase política, tal cual ha ocurrido históricamente en este país. Mejor no sigan jugando con la historia, porque el “déjá vu” del pueblo puede pasar de una sensación a una realidad actual, repitiéndose historias del pasado, tanto antes como después de 1968.