Ricardo Alberto Martinelli Berrocal pierde frente a Rómulo Roux la presidencia del Partido Cambio Democrático este domingo 21 de enero de 2018, por las razones que explico a continuación:
1. Comete el mismo error dos veces. Perdió las elecciones nacionales en el 2014, por poner a su esposa Doña Marta Linares de Martinelli, como compañera de nómina y vicepresidenta de José Domingo Arias. Doy como gabela que la muestra es distinta, ahora solo votarán los convencionales del partido, no el pueblo panameño.
2. La política no es cuestión de lealtad. Es de intereses y poder sencillamente. Tu cobardía y huida a Miami lo demuestra, prefirió refugiarse en Miami para desde una cómoda hamaca en el PH, ver cómo metían presos a cada uno de los miembros de su gobierno acá en Panamá.
3. La política no es para cobardes. Distinto habría sido todo, si en vez de huir como un perfecto cobarde, se quedaba desafiando a Juan Carlos Varela, aguantando el carcelazo y enfrentando todos los procesos judiciales, al igual que muchos de los copartidarios que formaron parte de su gobierno.
4. En política no es suficiente con ver a la persona. Debes ver a quiénes representa la que estás viendo. Si la mayorías de los disputados están con Rómulo Roux, lo más posible es que hayan logrado permear a muchos de los convencionales. No obstante, opera a favor de Martinelli que las contrataciones estén detenidas en la Asamblea Nacional, para la ratificación de las designadas para magistradas de la Corte Suprema de Justicia.
5. Los partidos políticos no tienen dueños. En todo caso tendrán líderes. La cobardía y el miedo lo superó y no aprovechó la oportunidad de su vida de superar a Arnulfo Arias Madrid y a Omar Torrijos Herrera. Si alguna vez pensaron que es propiedad de Martinelli por ser su fundador a punta de billete, se equivocan porque la propuesta de cambio no contó con una base ideológica, y al fin y al cabo terminó como todos los partidos tradicionales, esquilmando el erario para recuperar lo invertido sencillamente.
6. Los cobardes jamás regresan victoriosos. Regresan rendidos y humillados, triste pero ese será su destino.